Título original: Lair of the white worm (1988)
Director: Ken Russell
Intérpretes:
Peter Capaldi.............Angus Flint
Hugh Grant................Lord James D'Ampton
Amanda Donohoe......Lady Silvia Marsh
Esta semana tenemos una adaptación de una novela de Bram Stoker, porque sí, Bram Stoker escribió más novelas aparte de Drácula.
Y en este caso repetimos con Ken Russell, que se encarga de actualizar la novela y llevarla hasta nuestros días (bueno, los de ese entonces) para contar una fábula de seres imposibles.
Angus es un arqueólogo que se encuentra haciendo unas excavaciones en un pequeño lugar de Inglaterra, donde existe una leyenda donde el antepasado de Lord D'Ampton acabó con la vida de un gran gusano blanco surgido de una cueva del lugar. Angus encuentra un gran cráneo en su excavación, junto con un mosaico romano que representa el mismo gusano. Es entonces cuando también llega al lugar Lady Silvia, con intenciones aviesas hacia el lugar y sus lugareños.
Como decía, dirige Ken Russell, del que hablamos brevemente en Gothic.
Entre las caras protagónicas unas pocas conocidas (antes de que lo fueran). Podemos ver, por ejemplo, a un joven y casi irreconocible Peter Capaldi (el 12º Doctor de Doctor Who) o a un jovencísimo Hugh Grant antes de que se hiciera conocido por sus comedias románticas y muchísimos años antes de que la gente se sosprendiera porque participara en una película de terror como Heretic. Por cierto, y para no variar, Grant renegaría poco después de esta película.
La película se basa en la novela de Stoker con el mismo nombre, pero muy vagamente. Russell admiraba a Stoker, y había escrito un guion para una película de Drácula que jamás se llegó a hacer. Es entonces cuando un amigo le recomendó la novela y decidió adaptarla, a pesar de que no fue muy de su agrado. Para ello adaptó la historia a los tiempos modernos y en lugar de centrarse en el culto al gusano, se centró en la sacerdotisa que intenta traerlo de vuelta, incorporando además elementos y leyendas del propio lugar donde se rodó, como la le gusano de Lambton.
La crítica, como en la mayoría de los casos, se dividió en sus opiniones, algunos alabándola como un buen ejercicio de serie B mientras que otros hicieron lo contrario y se despacharon más a gusto. Yo estoy un poco en el medio, ya que si la película no es para nada aburrida, tiene elementos que dan vergüenza ajena de la gorda, como esas imágenes oníricas que parecen videoclips hechos por monos cargados de tripis y rodadas sobre un croma hecho con las sábanas de dormir; o las escenas donde, supuestamente, hipnotizan a la sacerdotisa con música y se pone a bailar.
Pero bueno, resumiendo: no te hará perder hora y media de tu vida o, al menos, no te quedarás con esa sensación, a pesar de estar lejos de ser un peliculón para el recuerdo.
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