Director: Wes Craven
Intérpretes:
Mitch Pileggi...............Horace Pinker
Peter Berg....................Jonathan Parker
Michael Murphy..........Don Parker
Hoy tocamos quizás una de las películas menos conocidas y recordadas de Wes Craven. Una vez que ves la película, te das cuenta de por qué es así.
No es por ponernos críticos con uno de los grandes maestros de cine de la segunda mitad del siglo pasado, pero esta película tiene un sello que no parece de Craven. Ves la película y no te cuadra, no pega con su forma de hacer cine. Se podría decir que es algo más cercano a un telefilm o a un capítulo de una serie que a una película de cine.
Horace Pinker es un asesino en serie que se encarga de matar a familias. Jonathan es una estrella de fútbol americano en el instituto que un día se estrella contra una de las porterías y desde entonces tiene sueños que lo conectan con el asesino. Así es cómo descubre que su familia ha sido asesinada (excepto su padre, el Teniente Parker) y cómo descubre el paradero del asesino, al que acaban capturando y ejecutando en la silla eléctrica. Pero antes de morir, hace una especie de rito por el que su alma será capaz de poseer diferentes cuerpos e intentar acabar con Jonathan y todo sus seres queridos.
¡Se me ha acabado la pintura roja!
De Craven poco más puedo contar que no haya contado ya en varias de sus películas, como Pesadilla en Elm Street o El sótano del miedo.
De entre los protagonistas el más destacado es Mitch Pileggi, al que todos recordaremos por interpretar al jefe de Mulder y Scully, Walter Skinner, en la serie Expediente X.
También pulula por ahí Ted Raimi, el hermano de nuestro querido Sam, y al que se le puede ver en casi todas las películas de su hermano.
Quizás, si no has visto la película y has leído el argumento hayas pensado "Joder, ¿de qué va el tío éste? ¡Pero si ésa película parece molar un montón!". Pero creedme, no es así. De hecho empieza bien, con bastantes toques de cine de la época. Y esto es así hasta que llega la parte en la que el fantasma de Pinker empieza a poseer cuerpos. Más ridículo y de vergüenza ajena no puede ser. Ahí es cuando dices "Madre mía, pero si esto lo hacen mejor en cualquier serie". Y hablo de series de antes, no de las de ahora. Es tan cutre que parece que la película se ha convertido de repente en una comedia.
En fin, yo advertidos os dejo, está en vuestra mano hacerme caso o no. Yo la verdad, os recomiendo que la veáis, no para haceros sufrir, sino para que veáis que no estoy loco.
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