Título original: Blood Beach (1980)
Director: Jeffrey Bloom
Intérpretes:
David Huffman...............Harry Caulder
Marianna Hill.................Catherine Hutton
Burt Young.....................Sargento Royko
Existen películas que de vez en cuando nos meten el miedo en el cuerpo hacia determinadas cosas o hacia determinados lugares.
Un claro exponente de miedo a meterse en el mar o ir a la playa sería Tiburón. De pequeño siempre me preguntaba por qué tenían esa mala leche de proyecta la película en televisión siempre en época estival, coincidiendo además con la fecha en la que yo estaba en la playa. Por supuesto, al día siguiente yo era todo excusas para no ir a la playa, aunque nunca me salía con la mía y me tocaba ir.
Pero me desvío del tema de este post: Playa sangrienta no es mala película, pero fracasa estrepitosamente a la hora de meterte ese miedo en el cuerpo.
En una playa al sur de California, empieza a desaparecer gente, absorbida por la arena. Al principio no hay testigos de lo ocurrido hasta que una joven que estaba enterrada es mordisqueada por algo y consiguen sacarla a duras penas. La policía empieza a estar alerta de la situación, pero no consiguen nada, y la gente sigue desapareciendo. Harry es un guardia costero que hará lo que sea para procurar que su playa sea la misma de antes y acabar con las desapariciones.
I want to break free!
A los mandos está Jeffrey Bloom, director de películas como Mi querida extraterrestre, con James Spader, o Flores en el ático.
Protagoniza David Huffman, una cara conocida por la época, pero que desgraciadamente vio su carrera truncada cuando un ladrón le apuñaló hasta la muerte con un destornillador, justo una semana antes de empezar su participación en la serie Norte y Sur.
Marianna Hill tenía una carrera más sólida a sus espaldas cuando apareció en este film, habiendo participado en películas como Infierno de cobardes, con Clint Eastwood. Pocos papeles hizo ya después de esta película.
Por la cinta asoman secundarios como John Saxon, al que vimos la semana pasada en Navidades Negras o Burt Young, el odioso cuñado de Rocky en la saga del mismo nombre.
La película no es mala, pero no termina de despegar. Se mantiene en una constante y baja tensión que cuando llega el culmen no sabe resolver adecuadamente y te da la sensación de que podía haber sido más de lo que fue. Pero poco se puede hacer ya, claro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario