Título original: Hobgoblins (1988)
Director: Rick Sloane
Intérpretes:
Tom Barlett..................Kevin
Paige Sullivan..............Amy
James R. Sweeney........McCreedy
De vez en cuando te encuentras con una película de ésas que están valoradas de pena, que sabes que va a ser malísima pero que te pica la curiosidad porque no la has visto nunca y quieres saber si es tan mala como la pintan (el masoquismo de los amantes de terror).
Pues bien, en este caso puedo asegurar al 100% que tienen razón y esta película es tan mala que debería ser enterrada junto al vídeojuego de E.T de la Atari.
Kevin es un joven que es contratado como guardia de seguridad nocturno en unos antiguos estudios de cine. El viejo guardia, que lleva 30 años allí, le dice que hay un lugar al que no puede ir, cerrado con unas puertas acorazadas. Allí dentro se esconden unas criaturas que llegaron del espacio muchos años atrás. Unas criaturas que pueden hacer que se cumplan tus deseos más ocultos, pero a cambio a la muerte. Y, como no podía ser de otra forma, las criaturas se escapan y sólo Kevin y su pandilla podrán (intentar) detenerlos.
No será una llamada internacional, ¿verdad?
A los mandos está Rick Sloane, un tipo que parece creerse muy gracioso y que no sólo no tuvo suficiente con ponerse a hacer comedias eróticas a mansalva, sino que creyó necesario hacer una secuela de esta película.
La película es bastante mala, con un ritmo mediocre que te saca del film cada dos por tres. Cuando parece que va a empezar lo bueno, de repente deciden meterte un número musical de 5 minutos, así porque sí.
Los personajes son todos estúpidos y deseas que sucumban todos a manos de las criaturas. Las criaturas están muy bien hechas, con buenos diseños y buenos acabados. Lástima que al final se limiten a ser meras marionetas que mueven la boca y poco más. Por cierto que las escenas de los personajes luchando con ellas son de pura vergüenza ajena.
Yo fui advertido y no hice caso. Yo os advierto ahora... ¿me haréis caso a mí?
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