Título original: Invasion of the body snatchers (1978)
Director: Philip Kaufman
Intérpretes:
Donald Sutherland..........Mathew Bennell
Brooke Adams................Elisabeth Driscoll
Leonard Nimoy...............Dr. David Kibner
Allá por los duros años de la guerra fría estaba muy de moda el poner nervioso al personal haciéndolos dudar de dónde estaban los comunistas. Te hacían dudar hasta de tus vecinos, así que uno nunca estaba seguro de en quién poder confiar. De este periodo era la primera adaptación de la novela de Jack Finney Los ladrones de cuerpos, donde se veía el claro mensaje de caza de brujas y de que no confiaras en nadie. La película que nos trata aquí no es esa versión, sino el remake (o más bien una nueva adaptación), donde ese mensaje político está ya bastante más difuminado (por suerte).
La principal diferencia entre ambas versiones es que la primera transcurre en un pueblo y la segunda ya pasa a una gran urbe como San Francisco.
Mathew Bennel es un inspector al que un día una amiga llega preocupada con el cuento de que su marido se comporta de manera extraña. Como él la cree pero no la cree, la deriva a un amigo suyo más experto, el Dr. David Kibner, pero el problema sigue estando. Pronto descubrirán que los habitantes de la tierra están siendo reemplazados por unas versiones que nacen de unas vainas espaciales y que no tienen sentimientos. Además te señalan y pegan gritos de Chiquito de la Calzada.
Aquí, tomando el sol con mi paraguas
No podría olvidar la primera vez que vi la película. Pasé miedo. Mucho. No es una película de sustos, pero el hecho de ser reemplazado por vainas alienígenas mientras duermes se me hizo aterrador, no pegué ojo en toda la noche. Además, una escena sí me dio miedito de cagarse: en la película hay un indigente que tiene un perro y una noche ya en plena invasión se lo encuentran a ambos dormidos. Intentan despertarlos, y al final lo que pasa es que interrumpen el proceso de clonación y sale un híbrido que es el perro con la cabeza del dueño. Hoy lo ves y se nota que es un perro con careta, pero para mí, siendo un tierno infante, aquello era una aberración salida directa del infierno y me dio MUCHO miedo.
El director de esta nueva versión es Philip Kauffman. De él se conocen trabajos como Elegidos para la gloria, con Sam Shepard y Ed Harris, La insportable levedad del ser, con Daniel Day Lewis y Juliette Binoche, o Sol Naciente, con Sean Connery y Wesley Snipes. Además de él es la historia para En busca del arca perdida.
En el reparto encontramos caras conocidas como la de Donald Sutherland, veterano actor ya por entonces con películas a sus espaldas tan conocidas como 12 del patíbulo o Los violentos de Kelly (¿quién no recuerda su famosa canción silbada?). Con él aparece Brooke Adams, a la que pudimos ver en aquella época en películas como La zona muerta, donde interpretaba a la novia de John Smith, personaje interpretado por Cristopher Walken, y también aparece brevemente en un anuncio de la película La sustancia maldita. Otras conocidas son la de Leonard Nimoy, al que siempre recordaremos como al Spock de Star Trek, y Jeff Goldblum, prota de, entre otras, el genial remake de La mosca o Parque Jurásico.
A modo de anécdota, en esta película aparecen a modo de cameo Kevin McCarthy, protagonista de la versión de 1956, y Don Siegel, director de esa misma versión y que aquí hace de conductor de taxi que lleva a Sutherland y a Adams. Por cierto, fijaos en la cara de nerviosismo que llevan en esa escena. Eso era porque Siegel no veía tres en un burro y estaba conduciendo a toda velocidad por Nueva York sin gafas.
La historia se ha adaptado en varias ocasiones más. Una fue en Secuestradores de cuerpos, dirigida por Abel Ferrara, y otra fue en Invasión, película protagonizada por Daniel Craig y Nicole Kidman. Además podemos presumir de tener una versión española en la novela El año de la plaga de Marc Pastor y que recientemente ha sido llevada al cine.
Si tenéis ocasión y no lo habéis hecho ya, echad un vistazo a la película, sobre todo a las dos primeras versiones.
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