Título original: Death Spa (1988)
Director: Michael Fischa
Intérpretes:
William Bumiller..................Michael
Brenda Bakke.......................Laura
Merritt Butrick.....................David
Cuando uno pensaba que estaba a salvo en el gimnasio, sólo huyendo de algún que otro babas de vez en cuando, nos llega esta película para demostrarte que no estarás a salvo ni en el lugar más absurdo que se te ocurra.
Máquinas asesinas, accidentes absurdos, estúpidos actuando sin cabeza... todo esto es lo que encontrarás aquí en Perra bruja (la traducción se las trae, sí, todo por una frase que pronuncia el protagonista casi al final de la película).
Michael tiene un negocio de gimnasio/sauna/spa, donde comienzan a suceder unas muertes, digamos que poco naturales. En principio sospechan del sistema informático que controla todo, muy sofisticado, y que puede haber sufrido un mal funcionamiento. Pero pronto todo parece indicar que hay algo más detrás de todo, algo del pasado de Michael que parece haber vuelto para atormentarlo.
¡Camarero, esta lubina está poco hecha!
Michael Fischa debuta en la dirección con esta película. Posteriormente dirigiría la infame Mi madre es una mujer lobo.
De entro el trío protagonista poco destacable. A ella pudimos verla en Caballero del diablo. Sin embargo entre el resto de personajes podemos ver rostros como el de Ken Foree (Zombie, el amanecer de los muertos), Chelsea Field (Masters del universo o El último Boy Scout) y una (más) joven Karyn Parsons (la prima Hilary de El príncipe de Bel-Air).
La película no es la panacea, pero me parece un producto altamente disfrutable, de ésas con alguna que otra muerte original e incluso con sus toques de gore. Los efectos prácticos son, aparte de agradecidos, bastante buenos.
El que el gimnasio parezca un burdel montado en un plató de teatro es lo de menos, lo importante es que pasarás hora y media entretenido.
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