Título original: Spawn of the Slithis (1978)
Director: Stephen Traxler
Intérpretes:
Alan Blanchard......................Wayne Connors
Judy Motwlsky.......................Jeff Connors
J. C. Claire..............................Dr. Erin Burick
En los años 60 prosperó mucho en el cine de terror la temática de monstruos alienígenas o de las profundidades marinas con sus preciados trajes de látex. Esta tendencia fue desapareciendo progresivamente en los 70, y más con la llegada del slasher.
Sin embargo esta película puede considerarse como un temprano homenaje a esa época o como un coletazo de todo un género. Slithis es todo lo que uno espera de una película de esas proporciones, radiación nuclear de por medio incluída.
En la zona de Venice, en L.A., empiezan a aparecer cadáveres de perros mutilados y desollados. Poco tarda en llegar dicha matanza también a los seres humanos, y toda la comunidad se pone en alerta ante tan salvajes asesinatos. Wayne es un profesor de instituto hastiado de su trabajo y que se interesa por la noticia hasta tal punto que investigará por su cuenta. No tardará en descubrir, gracias a la ayuda de su amigo Erin, que un experimento radiactivo a creado a un extraño monstruo marino con sed de sangre y carne.
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Dirige Stephen Traxler, en su primera y última película en cines (el resto de su filmografía como director se limita a una película para la televisión).
El trío de protagonistas tiene el mismo bagage a sus espaldas, siendo esta película la última de todos ellos.
En los años 70 aún no había llegado la serie B, por eso prácticamente todas las películas de terror eran de una factura técnica impecable, con mucha mejor pinta que muchas de las películas de los años 80. Lamentablemente, algunas malas decisiones como director pueden hacer que tu película se descalabre y quede ridícula.
Es el caso del comienzo de la película, donde no entiendo por qué una escena de unos niños lanzándose un frisbee tiene que estar a cámara lenta. A la escena le acompaña además una música que parece sacada de una película Disney de los años 60. En sí esto no es un problema, pero si de repente los niños encuentran el cadáver mutilado de dos perros y sigue sonando la musiquita, pues no empieza bien la cosa.
Otra escena absurda es la de que un coche sin apenas velocidad sea capaz de salir volando varios metros, en una escena que ya es absurda de por sí. Y por no hablar de que casi nadie grita cuando el monstruo viene a matarlos.
No me malinterpretéis, no estoy diciendo que la película sea un bodrio, todo lo contrario, es muy fácil de ver y se agradece que no se vean cremalleras en el traje del monstruo, pero uno no puede dejar de tener la sensación de que la película hubiera estado mejor aprovechada en otras manos más expertas.
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