Título original: Blood Diner (1987)
Directora: Jackie Kong
Intérpretes:
Rick Burks......................Michael Tutman
Carl Crew........................George Tutman
Roger Dauer....................Mark Shepard
Hace ya bastante tiempo hablamos de una película de corte similar, me estor refiriendo a Granja Macabra. Aunque, todo sea dicho, aquella era una maravilla comparada con la que tocamos hoy.
La película que tratamos esta semana es un burdo intento de hacer una película de terror divertida, con escenas tan absurdas que se note que está cortada así (al estilo de El Vengador Tóxico), pero con un resultado de bastante vergüenza ajena. Quizás si hubieran encontrado una línea con los puntos a tocar más cercano, el resultado hubiera sido más decente, pero el pasar de situaciones tratadas con mucha seriedad a escenas chorras, hace que mires hacia otro lado con vergüenza.
Michael y George son dos niños que reciben una visita de su tío antes de ser tiroteado por la policía, ya que resulta que su tío era un maníaco asesino, machista y caníbal. Muchos años después, Michael y George realizan un ritual para devolver a la vida el cerebro de su tío y éste les dicta sus planes para traer a la vida a la Diosa Sheetar, y estos planes no son otra cosa que descuartizar vegetarianas para coger las partes necesarias para montar una Sheetar de Ikea. Y el resto, pues lo cocinaban y lo vendían como comida vegetariana en su restaurante, todo muy lógico.
Esto por tirarme la sopa de guisantes en la cara
De nuevo a los mandos Jackie Kong, de la que hablamos en la (también) horrorosa El ser.
Ninguno de los que aparecen en la película tienen nada reseñable en sus (cortas) carreras, salvo que algunos repitieron con Kong en Loca academia de maleantes (¿Os habéis dado cuenta de que los títulos de las películas de humor en España van por épocas? Primero fue "Loca academia de...", luego "... como puedas", luego "... Movie"...).
Los efectos de la película son tan malos como ridículos, con incongruencias por todas partes, como si todo fuera un borrador de guion firmado por un estudiante de secundaria y que no hubiera sido revisado por alguien con dos dedos de frente, porque se dan situaciones que no se perdonan ni en una escena cómica.
Ni siquiera el final salva a la película, donde una especie de orgía de zombies caníbales se ponen las botas en una discoteca.
En fin, que no merece la pena seguir perdiendo más tiempo con esta película. Allá cada uno.
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