Episodio 292: Vicios diabólicos

Título original: Frankenhooker

Director: Frank Henenlotter

Intérpretes:

James Lorinz...................Jeffrey

Patty Mullen....................Elizabeth

Joseph Gonzalez..............Zorro

Vicios diabólicos, también conocida como Frankenputa por su traducción literal (aunque imagino que cambiado porque no estaba muy bien esos títulos, aunque ejemplos tenemos varios), es una película de Frank Henenlotter donde ya se le termina de ir la pinza del todo.

Y no es que nunca haya sido un director  muy cuerdo, pero en esta película la absurdez se le va un tanto de las manos, llegando a unas cotas propias de una película de la Troma. Vamos, que a veces da bastante vergüencilla ajena.

Jeffrey es un joven que dejó la carrera de medicina y ahora se dedica a su otra gran pasión: la electrónica. De hecho está haciendo experimentos para revivir un cerebro. En la fiesta de cumpleaños de su novia Elizabeth ocurre un accidente con un cortacésped y Elizabeth acaba descuartizada. Jeffrey está decidido a devolverle la vida, pero por desgracia sólo conserva la cabeza y poco más, con lo que necesita encontrar más partes de mujer, y lo único que se le ocurre es reunir a unas cuantas prostitutas de las que surtirse. Jeffrey tiene éxito en su propósito, pero Elizabeth vuelve a la vida con recuerdos que no son suyos y decide salir a hacer la calle.

Soy médico y sastre a la vez

Como decía, dirige Frank Henenlotter, responsable de películas como ¿Dónde te escondes, hermano? y sus secuelas o Brain Damage.

A James Lorinz pudimos verlo brevemente en Violencia en Manhattan y a Patty Mullen en Manicomio.

Como decía, la película causa bastante vergüenza ajena, con escenas que no tienen sentido alguno (Jeffrey taladrándose el cerebro para sentirse mejor) y actuaciones patéticas, más cercanas a el Show de Benny Hill que a una película (y lo del Show de Benny Hill lo digo en el mejor de los sentidos para el show). Para colmo, se tarda más de una hora en llegar a la parte de la Frankenhokker en una película que dura apenas 1 hora y 20 minutos.

¿Lo mejor? Su grotesco final, que estoy seguro que de pequeño me habría causado más de una pesadilla, muy Henenlotter todo.