Título original: Mother's day (1980)
Director: Charles Kaufman
Intérpretes:
Tiana Pierce......................Trina
Nancy Hendrickson..........Abbey
Deborah Luce...................Jackie
De nuevo nos encontramos con una película de la factoría Troma, una de sus inicios, y considerada también como de culto.
Como es de esperar en una película de serie Z, el humor negro y la sangre no faltan. Los desnudos también aparecen, pero no en tal cantidad como suele ser habitual en este tipo de películas. Trina, Abbey y Jackie son tres amigas que se conocen desde la universidad y todos los años hacen una escapada de fin de semana. Este año les toca hacer una acampada en un bosque junto a un lago. Pero lo que no saben es que en ese bosque vive una madre con sus dos hijos, los 3 muy maníacos, y que les gusta secuestrar y torturar a la gente.
Con esas pintas desde luego es para querer matarlas
Dirige Charles Kaufman, hermano de Lloyd Kaufman (fundador de Troma y que aquí hace de productor). Su filmografía no se extiende mucho más.
Como es normal en una producción de tan bajo presupuesto, las caras que aparecen no son muy conocidas ni tienen carreras fulgurantes. Muchos de ellos incluso se cuentan con los dedos de una mano.
Por cierto, que me llama la atención que la película se llame El día de la madre y poco o nada tenga que ver con esa festividad.
El argumento de la película es de lo más simple que existe, y al final no deja de ser un calco casi por completo de La última casa a la izquierda de Wes Craven: un grupo que se lo está pasando bien es atacado y torturado por otro grupo que está demente, que los tortura y mata a alguno de ellos. Los allegados de esa persona muerta iniciarán una venganza que acabará con todos los asesinos, aunque para ello se tengan que convertir en lo que han jurado erradicar.
Es Troma, así que eso quiere decir que la película es divertidamente mala y por ello disfrutable.
En 2010 se hizo un remake protagonizado por Rebecca De Mornay, al que le pasó lo que le pasa a toda película de terror divertida a la que se le quiere dar demasiada seriedad: un peñazo infumable que al final acaba teniendo poco que ver con la original.
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